Historia de Cabo Verde

Cabo Verde es un archipiélago africano en el Atlántico, a 450 kilómetros aproximadamente de la costa de Guinea, Mauritania y Senegal, conformado por diez islas distribuidas en dos grupos: Barlovento formado por las islas de Santo Antao, San Vicente, Santa Luzia, San Nicolau, Sal y Boavista, y Sotavento, que comprende las islas de Maio, Santiago, Fogo y Brava. El archipiélago, que se encontraba deshabitado, fue descubierto por los portugueses entre 1456 y 1460, y colonizado con individuos provenientes del sur de Portugal, Alentejo y Algarves, población a la que se sumaron numerosos africanos traídos a la fuerza del continente como esclavizados: mandingas, mandjakus, jalofos, fulas-pretos, entre otras, fueron las principales etnias que dejaron mayores vestigios de su presencia, fundamentalmente en el grupo de islas de Sotavento, constituyéndose parte de la ancestral Diáspora Africana.

De esta forma Cabo Verde se constituyó en un entrepuesto comercial de esclavizados, donde además de portugueses también comerciaban holandeses, ingleses y franceses. Por su posicionamiento estratégico, recibió las más variadas influencias de los tres continentes: Europa, África y América. La heterogeneidad racial, lingüística y cultural de los grupos que originalmente poblaron las islas, sumada a la discontinuidad territorial de su territorio, dieron por resultado la constitución de un nuevo grupo étnico: el caboverdeano. Las características climáticas y las condiciones impuestas por el colonialismo portugués marcan el destino de Cabo Verde y su gente. Por estar situado en el extremo sur de la franja desértica subtropical del hemisferio norte su clima es árido con excepción de ciertas regiones, con frecuentes y cíclicas sequías. La época de lluvia es corta, de agosto a octubre, y muy irregular, y además por su origen volcánico, el almacenaje de agua se hace difícil. Para agravar este cuadro, los años de buenas lluvias son acompañados muchas veces de violentos temporales que producen arranques de árboles, lavan los suelos y arrasan las mejores propiedades, llevando para el mar las tierras más ricas. Las sequías, por lo menos en los últimos siglos adoptaron un carácter cíclico, provocando numerosas crisis de hambrunas y gran cantidad de muertes. La emigración de los caboverdeanos está vinculada con las políticas de explotación laboral impuestas por la corona portuguesa. Por este motivo los caboverdeanos consideraron la emigración como una posibilidad que les permitía enfrentar este cuadro complejo de condicionamientos. A su vez, esta alternativa favoreció los intereses de la metrópolis portuguesa en otras colonias del continente africano, especialmente Santo Tomé, Príncipe y Angola, proporcionando mano de obra barata para sus explotaciones agrícolas por un lado, y cuadros intermedios en la administración civil de las colonias portuguesas.

La migración de caboverdeanos hacia Argentina está estrechamente vinculada a este contexto. Comenzó a fines del siglo XIX con fecha muy imprecisa, cobrando relevancia a partir de la década de 1920, con la presencia de pequeños grupos o individuos provenientes de las islas de São Vicente y Santo Antão en su mayoría, São Nicolau, Fogo y Brava, en menor medida. Otros períodos de mayor afluencia de caboverdeanos fueron entre 1927 a 1933 y el tercero después de la Segunda Guerra Mundial, en 1946, decreciendo en intensidad alrededor de los años sesenta. Este período coincide con el aumento del flujo migratorio de caboverdeanos hacia Portugal y otros países europeos, como Francia, Italia, Holanda y Bélgica. Es necesario señalar que los caboverdeanos que inmigraron hacia la Argentina, lo hicieron con nacionalidad portuguesa, algunos de los cuales la mantuvieron hasta el final de sus días, la gran mayoría tramitó una nueva documentación caboverdeana (pasaporte) y son argentinos naturalizados (Maffia, 2010).

El estatus de las islas cambió en 1951 al de provincia de ultramar. El proceso de lucha por la liberación nacional afirmó los lazos entre Guinea-Bissau y Cabo Verde. En 1956 se creó el Partido Africano para la Independencia de Guiné y Cabo Verde (PAIGC), con militantes de ambas regiones. Amílcar Cabral, fundador e ideólogo del Partido, fuertemente inspirado en las teorías panafricanistas, concibió la lucha y el desarrollo de ambas regiones en conjunto, a partir del diseño de economías complementarias. En 1961 comenzó la guerrilla en Guinea-Bissau, donde lucharon centenares de caboverdeanos. En 1974 cayó el régimen colonial; luego de un gobierno de transición, en 1975 se proclamó la independencia: el PAIGC– pasó a gobernar como Partido político binacional en los dos países. Arístides María Pereira fue presidente de la República de Cabo Verde, y el comandante Pedro Pires su primer ministro. El PAIGC dio los primeros pasos hacia una federación entre Cabo Verde y Guinea-Bissau: las asambleas nacionales de ambos países constituyeron un Consejo de la Unión.

Durante este período se conformó en Buenos Aires el Comité Regional del PAIGC del cual participaron numerosos caboverdeanos solidarizándose con la causa independentista. Este comité se encargó de publicar un boletín denominado “Panorama Africano” con sede en la localidad de Bernal. Según ha mostrado la activista y ex presidenta de la asociación Miriam Gomes, esta publicación se abocó a la difusión de los avances de la lucha por la independencia en las ex colonias portuguesas, sucesos prácticamente desconocidos por la sociedad argentina. En la actualidad, las asociaciones caboverdeanas, con sus similitudes y diferencias, conforman un actor clave del colectivo afrodescendiente. Sus actividades e iniciativas dan cuenta de una importante vida institucional, con pocos precedentes en el campo de las asociaciones mutuales.

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